1.500 años no pasan en vano, pero han bastado cinco para
que el enorme mosaico policromado que preside la principal estancia de
la Villa Romana de Veranes empiece a acusar el paso del tiempo. La
alerta la lanzó el Ayuntamiento, que considera que existen «graves
problemas heredados» de los gobiernos anteriores en lo que respecta a la
conservación del patrimonio arqueológico, especialmente en esta pieza, y
el testigo lo ha recogido el Principado, que tras visitar la
instalación ha encargado, a petición de la Concejalía de Cultura, la
elaboración de un informe que determine el estado real del mosaico y las
medidas que es necesario tomar para preservarlo en perfectas
condiciones también en el futuro. Los presupuestos municipales de 2013
reservan una partida de 400.000 euros ante la previsible necesidad de
acometer obras.
El mosaico, situado sobre el suelo de la sala en la que
el antiguo señor de la villa, en los siglos IV y V, recibía a sus
invitados más ilustres y ejercía su dominio sobre las tierras y las
gentes que vivían en torno a esta edificación. Fue desenterrado en 1999,
durante las excavaciones dirigidas por los arqueólogos Carmen Fernández
Ochoa y Fernando Gil y posteriormente sometido fuera de su
emplazamiento original a un cuidadoso proceso de restauración, tras el
que regresó a la habitación principal de la villa. Para protegerlo de
las inclemencias del tiempo, se construyó sobre los restos de la
estancia, techando el mosaico, un gran 'cubo' diseñado por el arquitecto
Manuel García que permitía a los visitantes observar la composición
desde una pasarela elevada.
El museo abrió sus puertas en 2007 y cinco años después
el mosaico ha acusado su exposición casi al aire libre. Aunque un techo
traslúcido lo protege de la lluvia, las paredes del 'cubo' están
abiertas por su parte inferior, por lo que la estancia romana sigue en
pleno contacto con los terrenos que la rodean y ve cómo en ocasiones se
filtra agua por los muros. Al margen de lo que determine el informe
arqueológico, hay algunas partes de la pieza donde el deterioro se
aprecia a simple vista. En su parte Norte, que es donde se han logrado
recuperar más teselas -las pequeñas piedras de colores que forman el
dibujo-, han aparecido dos pequeños abombamientos que se prolongan en
línea recta -como si pasara un cable bajo el mosaico- y que han
levantado varias de las piezas. Uno de ellos incluso ha motivado la
aparición de un pequeño agujero que rompe la continuidad del dibujo y
por el que empieza a asomar vegetación. También hay alguna grieta sobre
el solado que, pese a no tener teselas, marca las líneas que seguía la
parte del mosaico que no se ha podido recuperar. En lo que respecta al
edificio, bajo el techo acristalado se colocó una fina red para evitar
que cayera suciedad a los restos arqueológicos, pero en la actualidad
está suelta en varios puntos.
La arqueóloga que dirigió la excavación, Carmen Fernández
Ochoa, evitó valorar su estado actual, que no conoce, aunque apuntó que
«los mosaicos siempre tienen problemas de conservación».
Fuente: EL comercio 30.11.12 I. VILLAR | GIJÓN
Fuente: EL comercio 30.11.12 I. VILLAR | GIJÓN
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