El Museo del Prado clausuraba ayer en Vegadeo una
exposición de reproducciones fotográficas de obras maestras de las
colecciones nacionales, un «viaje de la pinacoteca nacional para
acercarla a todos», en palabras de la vicepresidenta de su patronato, la
filósofa asturiana Amelia Valcárcel. Y a la vez que echaba el cierre,
en su popular y activa Casa de Cultura, abría con firmeza nuevos frentes
en otros lugares del Principado. El primero se localizará en unas
semanas, a partir del 28 de junio, en la Quinta de los Selgas Fagalde,
con la inauguración de la exposición de bodegones de Luis Meléndez,
procedente íntegramente de la pinacoteca nacional. Una muestra abrazada
por un convenio con el Prado, bajo el que será restaurada la gran
colección de arte de la familia que levantó su patrimonio en El Pito.
Así lo confirmaba ayer la coordinadora del departamento de restauración,
Judith Ara, que con Valcárcel obró de representante máxima de la
principal colección de arte estatal y «una de las más soberbias de la
tierra».
«Tras la exposición en la Fundación Selgas se comenzará
con la restauración de su fondo de arte», advertía la experta del Prado,
que agradeció, como hiciera la vicepresidenta del patronato, la
contrapartida de ese acuerdo de colaboración. Es decir, el préstamo del
cuadro 'Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los
Alpes'. «Tal y donde ahora está colgada en el museo, esta obra cedida en
depósito por Asturias está ayudando a comprender mejor la colección de
Goya». Lo decía Valcárcel y era secundada por Judith Ara, convencida de
que las conexiones son esenciales. Tanto como la pequeña recreación del
Prado hecha en Vegadeo, que será, explicaba, el principio de una
estrecha relación, en la que se van a «potenciar los lazos de unión con
el Foro de Comunicación de Occidente», organizador de todas las
actividades de la Casa de Cultura a través de su alma mater, Luis
Felipe. «Seguiremos organizando talleres, programas y visitas al museo
para mantener los vínculos con Vegadeo».
Pero no serán esos los únicos que alimente el equipo de
profesionales del Museo del Prado, que tiene parte de su colección
dispersa colgada de las paredes del Bellas Artes de Asturias, donde
permanecerá por muchos años. Como el primer retrato que Goya hizo de
Jovellanos y que meses atrás mostraba tras sus pinceladas una misteriosa
mujer de identidad desconocida. Precisamente a ella dedicarán, según la
coordinadora del departamento de restauración, parte de sus esfuerzos
ese equipo de profesionales. «Nos ocuparemos de su estudio dentro de
poco. Primero tenemos que determinar la programación y luego se
decidirá, pero claro que indagaremos en las pinceladas que Goya realizó
antes de encarar la representación del ilustrado».
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